Identidad.

Hay personas que un día recibieron del Señor, que aceptaron al Señor, personas que fueron regalones del Señor y un día sin darse cuenta fueron seducidos por el enemigo.
Una persona por muy nueva que sea en los caminos del Señor, mas de alguna vez escucho que hay un Dios, que había un escape, que lo que se habla en la biblia es verdad y lo que nuestro Señor quiere es que seamos fieles y demos testimonio en quien hemos creído.

En la biblia hay un ejemplo de cuatro jóvenes, uno de esos jóvenes era Daniel. Daniel con estos amigos que él tenía, según la historia teológica, estos jóvenes tenían entre quince a diecisiete años, se calcula que Daniel tenía como diecisiete años cuando fue tomado para ser llevado a babilonia y estos jóvenes tenían algo en su corazón que nosotros hoy deberíamos imitar, tenían convicción, seguridad, según la biblia estos jóvenes fueron escogidos por su intelecto, en su hermosura para servir en aquella nación, para que fueran enseñados conforme a las costumbres de aquella nación.

Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo.
 (Daniel 3:19-21)

Una de las cosas que hizo este rey, para que los jóvenes cambiaran su mentalidad, su religión y todo, fue cambiarles los nombres.
Daniel significa Dios es mi juez, Ananías significa amado del Señor, Misael significa quien es como Dios y Azarías significa el Señor es mi ayudador, nombres con bastante significado, nombres de daban de entender que ellos donde fueran tenían que guardar su testimonio y el Señor a cada uno de nosotros nos ha dado un nombre.

A Daniel le cambiaron el nombre por Belsazar y eso significa príncipe de bel que es un ídolo, Ananías fue cambiado su nombre a sadrac, iluminado que quiere decir por el Dios sol, Misael fue cambiado por Mesac que significa quien como venus otro ídolo, azarías se le fue cambiado el nombre por abed-nego que significa el siervo de negó quien es otro ídolo pagano.


A muchos el Señor nos ha permitido estar en lugares, nos ha honrado con trabajos, nos ha puesto en lugares de privilegio y el enemigo nos ha seducido de tal forma que ha cambiado nuestra identidad, todos hemos pasado por esto y es más nuestro Señor Jesucristo fue tentado en el desierto y sufrió igual que nosotros porque era hombre, carne, aun él manifestándose como hombre normal como todos nosotros ,no se elevó a la categoría de ser Hijo de Dios para pasar la tentación sino que soporto la tentación, sufrió la tentación para darnos hoy victoria a nosotros.
El Señor quiere que aprendamos a guardar nuestra identidad, porque a veces por caer bien a los jefes, a la familia nos dejamos contaminar pero aquellos jóvenes que menciona la biblia dice que siendo tan jóvenes no se dejaron contaminar,  con la comida del rey.

Cuando somos seducidos por las cosas de la vida estamos cambiando nuestra identidad.


La convicción de estos jóvenes era estar con Dios, creían en Dios y nada los apartaba de esa convicción, cuando fueron a acusar a estos jóvenes les dijeron: acaso no se van a rodilla, no van adorar… y uno de ellos dijo: solo a Jehová Dios adoraremos…

Nuestra identidad es única, no se compara con todo lo que el hombre pueda decir de ti. A veces el hombre y la mujer busca la admiración, busca que le miren por lo que  es, por lo que ella hace, pero lo que Dios mira es lo profundo de nuestro corazón y eso es más valioso, por eso es que nosotros debemos de acercarnos a la identidad que Dios nos ha entregado, muchos hoy se van al mundo porque no conocen el valor que tiene ser hijo de Dios, pierden su identidad.

A veces el ambiente que nos rodea, el trabajo, la universidad, quiere cambiar nuestra identidad y muchos somos seducidos y caemos en la tentación y es una realidad, ¿Cuántos hemos querido agradar más al hombre o a la mujer que agradar a Dios?, Cuántas veces hemos equilibrado nuestra convicción, en decir: mí corazón, mi vida, mi ser, todo le pertenece a Dios, pero llega un momento que la tentación es tan fuerte que no nos damos cuenta que sucumbimos y el diablo se burla de nosotros.

Nosotros tenemos un llamado a ser la luz del mundo, mantener un carácter firme sirviendo al Señor, es más importante que ser elogiado, el ego hace que nuestra identidad se transforme en un globo y cuando viene el diablo y los pincha, se revientan y quedan desparramados en el suelo, tirados en el camino, por eso el Señor nos dice: que es tiempo que reflexionemos y reconozcamos que el evangelio no es a nuestra manera.

Todo lo que el mundo ofrece desaparece, todo lo que el mundo tiene para tentar a la iglesia queda acá en la tierra, pero nuestra alma que le pertenece a nuestro Señor estará con él un día gozando de todos sus beneficios.

 Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. (Daniel 3:20)

Algo tenían estos jóvenes que impacto, la seguridad, la convicción, la valentía, siendo jóvenes maduros en saber en lo que ellos creían lo iba a librar de la mano del rey.

Cuando viene el enemigo acusarte, a turbarte y  tentarte y tú no cedes, se enfurece más el diablo, de tal manera que manda una prueba más fuerte a tu vida, y comienzas a sentirte sola y solo, abandonada, abandonado, y todo lo que has creído, todo lo que has buscado para Dios no te sirve de nada, es porque el diablo esta enfurecido, porque cuando el verdadero creyente se empeña de no olvidarse de su verdadera identidad
 El diablo va querer destruir su corazón, su fe, cuando creemos en el Señor vienen problemas, dificultad y el único anhelo que debe de existir en nosotros es de honrarle, glorificarle, de exaltarle a pesar de la soledad, de la lucha.
El diablo te envuelve en los problemas para humillarte diciéndote: donde está tu Dios… el enemigo nos envuelve con las dudas, en la espera, en la incertidumbre para que caigamos derrotados, muchos son destruidos porque su corazón no está en convicción porque a pesar del horno de fuego de prueba somos más que vencedores, es tanto el temor que el diablo, que tiene que atarnos y no lo logra porque los que tienen convicción en el corazón saben que son libres.

La victoria no está en la amistad, no está en que te sigan, en que todos te apoyen, sino cuando estas solo y sigues creyendo que Dios es tu salvador, no es fácil guardar nuestra identidad, no es fácil caminar por el sendero que Dios a trazado, pero de una cosa debemos de estar seguros de que no vamos caminando solos, él está con nosotros.
Es momento de decirle al diablo que aunque el nos ates con problemas o dificultad, hay otra persona que está alrededor nuestro y con nosotros, es el Espíritu Santo que nos rodea, nos inunda porque él nos llena y aunque vengan esos momentos tan difíciles, no olvidemos que Dios nos ha dado una identidad, él nos escogió, no nosotros a él, para ser nación santa, real sacerdocio y  pueblo escogido por Dios.

Hay que pasar por la prueba porque si tú y yo no pasamos por la prueba no tenemos identidad, no sabemos quiénes somos y para que hemos sido llamados, cuando el diablo vea nuestra convicción debemos de estar preparados porque va a buscar con furia y colocar las pruebas más difíciles para derrotarnos, pero debemos de sujetarnos firmes en nuestra fe, porque él mandara a sus ángeles para que acampen a tu alrededor.

La fama, la admiración, el dinero, la bohemia, la vanidad de la vida, todo lo que el diablo tiene en esta vida se desvanece y si seguimos viviendo una vida pecaminosa va a llegar el tiempo en que nos vamos a mirar en el espejo y vas a ver que los años han pasado, veras tu cuerpo enfermo cansado, y dirás no tengo en ellos contentamiento, pero si te guardas para él y esa identidad que él puso en ti, va llegar el momento en que tendrás que partir de esta vida ,pero sonreirás y te gozaras porque dirás: he peleado la buena batalla y ahora me encontrare con el dador de la vida y voy a gozar con él.

Si Dios te llamo con un propósito él lo cumplirá, pero no cambies tu identidad, mantengamos firme nuestra fe.

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