Guerra espiritual.

Hay algo en nosotros como creyentes que nos está haciendo decaer, menguar y a la vez muchos de nosotros hemos sufrido interiormente ataques que nos hacen ver las cosas como cualquier persona natural no como hijos e hijas del Señor, a veces vemos las cosas muy superficiales, el solo hecho de decir: voy a ir a la iglesia… y no adorar estamos prefiriendo la carne y no al Espíritu, porque el Espíritu Santo que está en el creyente anhela adorar. Anhela estar agradando al Señor pero la carne solo quiere ir a congregarse y cumplir con un día más como todo religioso y eso es una lucha.¿ Como vamos a nuestra casa de adoración, con el espíritu de adorar o como carne solo a cumplir?, preguntémonos.  Analice, como vamos delante de la presencia del Señor, como espíritu a adorar o como carne para estar.

Dios a vestido con armadura a cada uno de sus hijos para enfrentar esta guerra espiritual, muchos de nosotros escondemos algunas partes de la armadura porque son muy pesadas, la que más escondemos es la espada  la palabra y la acomodamos a nuestra manera porque es muy pesada, porque la Palabra que es como una espada de dos filos que parte hasta lo más profundo de nuestro ser, para decírselas a los demás, para aplicar justicia hacia los demás, pero esa palabra tiene que hacerse vida en nosotros y no nos gusta.

Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. (Efesios 6:10-13)
A veces tenemos momentos de tranquilidad y cuando estamos más tranquilos en el hogar se nota, cuando hay risas y gozo, pareciera que no va a pasar nada malo, pero cuando llega un momento en que las huestes, las legiones, los dardos se asoman y atacan nuestra familia. Y pequeñas cosas detonan grandes peleas y conflictos, se enoja el papá con la mama, se enojan los hijos queda el desastre en el hogar, porque el diablo cada vez que nos ve quietos y tranquilos, está tramando, esta maquinando como nos quiere hacer caer, como va a querer procurar que caigamos y nuestro testimonio sea ensuciado, pero como muchos estamos viviendo en un evangelio ¨light¨, estamos viviendo solo el día de culto , pero no hay una inquietud donde cada creyente debe de buscar más al Señor de una forma muy personal, solamente nos entregamos los día de culto o si al pastor se le ocurre organizar alguna actividad participamos, pero eso no es la vida de un creyente.

La vida de un creyente  no es estar inquieto siempre porque estamos en una lucha, en una guerra espiritual y cuando estamos como el rey David estuvo, que dejo de ir a la guerra, dejo de estar peleando por su pueblo, como él era rey se sentó en su palacio y comenzó a caminar de un lado a otro, y como estaba sin hacer nada porque tenía quien le sirviera, tenía todo a su alcance, es como el hombre es renovado, regenerado, ya no gasta su dinero en los vicios, en el alcohol la droga, las mujeres ; sino que comienza a ver que su economía se mejora, comienza una tranquilidad familiar y comienza el diablo haber como lo hace caer.
 Lo hizo con el rey David según la biblia dice que David era conforme al corazón de Dios y quería Dios que David fuera perfecto delante de los ojos de los hombres, lo tomo detrás de las ovejas para que fuera el rey de su pueblo aun no teniendo la edad, ni los méritos. Era un joven que solamente acostumbraba a pelear con animales  para defender el rebaño de sus padres, no tenía las cualidades para dirigir a un pueblo pero Dios lo mira y lo mira tan adentro, que ve su corazón porque su corazón era conforme al corazón de Dios y lo trae para darle un lugar especial pero sin antes pasarlo por distintos procesos, por distintas situaciones en una batalla tanto física como espiritual, David fue un hombre de guerra, pero miro lo que no tenía que mirar y peco, por eso cuando nosotros estamos muy quietos nuestra vida carnal, terrenal nos va a llevar a tener un tropiezo mañana , hoy, cualquier día y no nos sujetamos de la gracia del Señor;¡ viene ese día.!

David se olvidó de esto y miro, miro a betsabe,  quizás David no la miro tan solo una vez porque eran vecinos, la miro por su ventana y la vio que se estaba bañando desnuda, nadie podría ver a su vecina o vecino si se está bañando desnudo, solamente si le está espiando por su ventana, David no solamente la miro una vez, sino que se acostumbró a mirarla. El diablo no te hace caer inmediatamente, porque está el Reino de nuestro Señor en nosotros, el Espíritu Santo que está en nosotros nos alerta de los ataques del enemigo: cuidado vas a caer y el otro reino de las tinieblas muestra lo más atrayente y cuando dejamos de activar en nuestra vida espiritual y  perdemos ese contacto con Dios,  no tenemos ganas o tiempo para la obra del Señor somos presa fácil ;aunque digamos: me quede en la casa pero estuve orando igual… sigo siendo carne porque el hombre y la mujer de Dios tiene que estar en frente de batalla, tiene que estar peleando porque si no lo Hacemos perdemos terreno en esta lucha espiritual, y dentra en nosotros la ira, la rabia, la soberbia, La batalla espiritual es constante, no hay tregua.

Esta lucha es personal, es una victoria personal, cada uno debemos de pelearla,  porque el Señor nos entregó un ayudador que se llama Espíritu Santo. Hay una lucha que está en nosotros como personas que es de adentro hacia afuera, hay una guerra del mundo, las cosas que nos rodean, tentaciones y también está la guerra espiritual; ósea que tenemos tres campos que atender. Tres direcciones que atender.
La mayoría de los creyentes vivimos un evangelio superficial, tibio, un evangelio de sentimientos, un día van a  la iglesia, otro tiempo están en la casa, otro tiempo ha saboreado y la biblia también habla de los que han saboreado, han gustado pero lejos están realmente de haber conocido al Señor.

El hombre y la mujer de Dios siempre tiene que estar alerta, no para ver el pecado de mi hermano; sino debemos mirar donde pisa nuestro pies, que es lo que Hacemos con nuestra vida espiritual, que estamos haciendo con lo que tenemos que hacer espiritualmente pero andamos tan inquietos por una u otra cosa, que no nos damos cuenta que nos estamos envolviéndonos en sistema religioso, donde el mundo nos ha absorbido y somos presa del diablo donde él se burla de nuestras actitudes.

El mundo que nos rodea está lleno de personas que no piensan y actúan como nosotros y sin saberlo nos envolvemos con ellos, pero él Señor nos pone en ese lugar para cambiar y transformar el ambiento donde nos desarrollamos cotidianamente, es decir que nosotros tenemos una lucha exterior, donde a veces la gente nos prueba si es que se nos sale una mala palabra, si nosotros centramos en el chisme también, estamos cambiando el mundo que nos rodea o estamos jugando el mismo juego que juegan ellos. Porque el señor nos dice que nosotros podemos estar en cualquier parte, pero recuerda que  nosotros estamos en una batalla, en una lucha espiritual donde otras personas se van a dar cuenta de que somos hijos o hijas del Señor y eso es grande.

Pero  estas marcando un territorio

Estas sanando esa tierra.


Congregación de restauración de fe elohim.
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