Corazón endurecido.

¿Cuántos de nosotros recordamos como estaba nuestro corazón antes de recibir a nuestro Señor?, dentro de nosotros había un corazón totalmente endurecido por las causas de las vivencias de cada uno, situaciones, circunstancias, cosas que marcaron nuestra vida y eso endureció nuestro corazón, ese corazón endurecido no dejaba penetrar ninguna palabra buena de parte de Dios o que viniera de Dios no dejábamos ese espacio.
El corazón de nosotros estaba totalmente endurecido, había celos, amargura, ira, contienda, malos pensamientos, nuestro corazón era malo, rebelde.

Si nuestro corazón hoy está en esta misma situación, es porque no hemos dejado que el Señor este en el corazón, si seguimos actuando de la misma forma que actuábamos antes es porque todavía estamos en la misma condición que éramos antes, hemos conocido al Señor, Él salió a nuestro encuentro pero no hemos dejado que el penetre en lo profundo de nuestro corazón.
Un ejemplo seria: si sumergimos una piedra en agua, la piedra usted la saca del agua y esta mojada, pero si usted toma la piedra y la parte, en su interior va estar totalmente seca y muchos de nosotros o los que no han dado el paso a buscar más del Señor, por fuera estamos revestidos por el Señor, como saciados en el Señor pero el que conoce internamente el corazón es Dios y nos habla y dice que estamos secos, disfrutando y creyendo que estamos avanzando en nuestra vida espiritual, pero dentro de la iglesia aún existe el celo, ira, contienda, amargura y los más malos pensamientos.

El corazón duro de un creyente es vacilante, viene a los cultos se goza, pero su corazón sigue endurecido, en soberbia, altives, amargura y no quiere someterse y esos son los creyentes que van de vez en cuando a la iglesia, porque su corazón esta tan duro que no entienden cuán importante y cuán grande es el amor que Dios manifestó a través de la persona de su Hijo que lo entrego en sacrificio por amor a su vida y a nuestras vidas.
No nos justifiquemos en nuestra dureza de corazón para enrostrarle a otro el mal que tiene, recuerde que la palabra nos enseña a mirar lo que está en nuestro ojo. para poder ayudar a otro que pueda tener algo en el suyo.

Cuando nosotros hemos endurecido el corazón, porque hay un exceso de confianza del creyente que lleva tiempo cuando deja de orar, de tener comunión con el Señor, comienza a florecer un exceso de confianza con el Señor, nos ponemos sin respeto, rebeldes, irreverentes, porque creemos que todo lo hace el Señor, pero yo espero que él haga, pero yo no estoy haciendo nada porque me estoy fijando en la condición humana de cada uno de mis hermanos, ese es un corazón endurecido.
Muchos de nosotros sabemos en la condición que esta nuestro corazón y todavía decimos: seré yo Señor…

La iglesia debe reflejar lo que nuestro Señor reflejo, mansedumbre, humildad.

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. (Hebreos 4:12)
Pero qué pasa con nuestro corazón, cosas que deberíamos haber superado como los celos, el celo lleva a levantar calumnia, a separar amigos, a ser daño con tu lengua, actitud por causa del corazón que esta duro.
El corazón duro es egocéntrico e indiferente hacia los demás, cada uno lucha por lo propio, no por los demás y nuestro Señor Jesucristo puso un ejemplo para nuestras vidas que tenemos que pensar en los demás.
Si has ofendido a alguien se valiente, reconoce y pide perdón, un corazón humilde que esta penetrado por la palabra del Señor se acerca, se humilla, sabe que hay ganancia cuando se somete a la palabra.


Un corazón duro siempre ve lo negativo de las cosas, ven siempre lo negativo de las personas, nunca ven lo que está en la persona que puede ser útil , porque todos tenemos defectos , pero también virtudes,  pero como lo malo de nosotros resalta más, nos fijamos en eso, pero un corazón que ha sido doblegado por la palabra del Señor y a dejado que penetre su palabra las cosas positivas comienzan a tapar lo negativo y la gente va a comenzar un cambio en nosotros como personas, primeramente tenemos que ser honestos con el Señor.

Cuando uno piensa en los demás se niega a muchas cosas, porque está pensando en la necesidad de otros y es más a veces esperamos que alguien tenga necesidad para bendecirlo pero cuando tú piensas en otros, cuando tu corazón está en el Señor tú quieres hacer sentir bien a tu hermana o hermano no para ser alabado, sino que hacer sentir bien a tu hermano.

Un corazón limpio, doblegado al Señor no tiene nada oculto, no miente, no engaña, un corazón que realmente ha sido penetrado por la presencia del Señor piensa siempre en los demás a veces confundimos con ser buena persona a tener un buen corazón.
El buen corazón primero tiene que someterse a Dios y tener los frutos del Espíritu. Es mejor ser de un buen corazón a ser una persona, tenemos que entender que nuestro corazón necesita ser cambiado, limpiado y el único que limpia nuestro corazón es nuestro Señor Jesucristo no hay otra cosa, ni los mejores consejos, ni aunque venga un ángel enviado por Dios a cambiar su corazón no lo va a cambiar porque tenemos que renunciar y que él haga lo que tenga que hacer en nuestras vidas.

Es momento de nacer de nuevo y cuando decimos nacer de nuevo es dejarnos discipular, enseñar por la palabra del Señor, un nacer de nuevo es un primer nacimiento de un cambio de vida, es una decisión pero si ese cambio de vida no es efectivo, no es real, si no cambiamos de actitud nunca vamos a demostrarle a los demás que realmente acepte al Señor y eso lo sabe el Señor, nuestro corazón lo examina el Señor en cada momento.

El corazón es el pensamiento del hombre y la mujer cuando hablamos estamos desnudando nuestro corazón, cuando hablamos mal de alguien, cuando nuestra actitud es mala, cuando mentimos estamos descubriendo como somos como persona.
Todo lo que no agrada a Dios nos mata espiritualmente, no le echemos la culpa al diablo cuando realmente la culpa la tenemos nosotros, los errores nuestros no tiene la culpa el diablo es porque nosotros no hemos sacado de nuestro corazón lo que nos daña, los malos deseos, la fornicación, malos pensamientos, adulterio, idolatría, cuando no dejamos que la palabra de Dios penetre, lamentablemente sigo siendo creyente y un religioso o religiosa que va y viene, se goza en los cultos, disfruta en los cultos pero después se olvida de todo pero cuando el Señor entra en el corazón y te seduce, sientes necesidad de estar en conexión con él buscas la forma posible de estar con él.

Dios quiere cambiar nuestro corazón, quiere hacerlo. Porque no tener la humildad suficiente y reconocer que estamos mal.

Mi corazón está herido, y seco como la hierba, Por lo cual me olvido de comer mi pan. (Salmo 102:4) Cuando el corazón está endurecido y se seca como la hierba usted no disfruta nada de lo que tiene, de sus hijos, de su casa, de nada porque el corazón está seco, endurecido.

El corazón del sabio hace prudente su boca, Y añade gracia a sus labios. (Proverbios 23:16) El corazón del sabio es prudente, con lo que sale de nuestra boca nos comprometemos, con lo que hablamos bendecimos, maldecimos. Nuestro corazón necesita cambio.

Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. (Ezequiel 36:26-27)
Para que esto se cumpla debemos de entregarnos al Señor, rendirnos a él para que él ponga todas estas cosas, este compromiso que usted y yo adquirimos con el Señor debemos de hacerlo realidad.
Él dice que pondrá y hará un cambio en nuestra vida pero si nosotros le dejamos a él, necesitamos un cambio en nuestro corazón, dejemos que él nos gobierne, que él haga en nosotros.


Congregación cristiana de restauración de fe Elohim.
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