Mi método y el de Dios.
Cuantos de nosotros hemos
pensado que tenemos el mejor método para solucionar nuestros problemas y
pensamos que tenemos una mejor salida a nuestros problemas que a la que Dios
tiene.
Muchos de nosotros
pensamos que la solución está en nuestras manos. porque creemos que Dios es con
nosotros (por nosotros él pelea, actúa a favor de la iglesia); pero también
tenemos que saber que tenemos que emplear un tiempo razonable para saber si es
Dios el que está hablando a nuestra vida y lo que Dios quiere que hagamos. pero
nosotros tenemos esta condición humana y carnal que creemos que nuestros
métodos son mejores que lo que Dios tiene para mí, en nuestra dificultad,
problema, siempre pensamos de la misma forma y la última cosa que logramos
entender, método divino, espiritual que buscamos es la oración. El que está
enfermo busca los médicos y si no hay una salida busca al Señor y eso le pasa a
todos, el que tiene problemas económicos busca una salida de una u otra forma,
pero no busca al Señor primero y decimos Dios tiene la última palabra pero
realmente se aplica ese dicho en nuestras vidas, que Dios tiene la última
palabra para mí.
Entonces nosotros vamos
viviendo una vida espiritual, pero muchas de las cosas que nos suceden es porque
no aceptamos lo que Dios quiere realmente para nosotros y pudiera hacer a favor de nosotros mismos, él actúa
a favor de la iglesia y nunca va a querer que usted esté enfermo o pase algún
momento muy crítico en lo económico, el problema está en que no tenemos una
templanza para esperar en el Señor porque creemos que nuestro método es mejor
que lo que Dios quiere.
Dios siempre va
a querer que lo que él tomo sea útil.
Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate
siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio. Y Naamán
se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando
en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el
lugar, y sanará la lepra. Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que
todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se
volvió, y se fue enojado. (2 reyes 5:10-12)
Si nosotros no logramos
entender que nuestra inteligencia tiene que sujetarse a la voluntad de Dios nos
convertiremos en personas arrogantes, porque nuestra inteligencia nos lleva a
pensar que somos capaces de salir a delante, nuestra inteligencia nos aparta,
nos separa de la voluntad de Dios, nuestra inteligencia, sabiduría humana nos
hace dudar de lo que Dios nos dice.
Nuestra inteligencia es
una barrera y que ciega nuestra vista espiritual y no nos deja ver el milagro
que Dios tiene para nuestra vida, en cuanto en lo que necesitamos, pero como
nos tomamos más de nuestra inteligencia humana siempre buscamos como arreglar
las cosas.
Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y
ocultas que tú no conoces. (Jeremías 33:3) La palabra enseña, es
revelar, cuando nos acercamos en la oración al Señor,( solo nos acercamos a él
solo cuando tenemos problemas), pero cuando el creyente en este caso es más
inteligente soluciona problemas y sigue sin orar, no tiene tiempo para
congregarse, no participa en la vida espiritual porque inteligentemente busca
una solución pero no busca la oración para que Dios hiciera
Cuando necesitamos ayuda
del Señor tenemos que buscar en la oración, el diablo siempre va a querer
colocar un espíritu de inquietud en nosotros, para desesperarnos, porque él
quiere vernos desesperados, pero como somos tan ¨inteligentes¨ no peleamos la
batalla espiritual con la oración; sino que entramos por la primera puerta que
vemos abierta porque creemos que eso es de Dios.
Nuestra
inteligencia es una barrera muy grande para ver la gloria de Dios manifestada
en nuestra vida.
Clamar, es gemir, es una
desesperación que tiene nuestra alma, espíritu, nuestro ser interno se
desespera y comienza a clamar antes de tomar decisiones, inteligentemente
creemos que hemos avanzado tanto en el evangelio que ya creemos que lo sabemos
todo.
Humanamente actuamos
nosotros y no esperamos que Dios haga un milagro y Dios va usar a nosotros
mismos en nuestra necesidad. Y lo único que tenemos que hacer es obedecer, porque en la obediencia hay victoria.
A veces creemos tener
victoria por que lo que hicimos, sin esperar después de la respuesta de nuestro
clamor, no esperamos esa respuesta y actuamos inteligentemente creyendo que
tenemos victoria, pero pasa el tiempo y nos damos cuenta que nos equivocamos.
Debemos de pensar que predicamos algo que creemos o para que
otros crean; porque si predicamos lo que creemos, nuestra vida sería diferente
al servicio del Señor, muy distinto a lo que hoy estamos viviendo, hay que
menguar para que él crezca en nosotros.
A veces somos altivos en
nuestras decisiones y queremos lograr la voluntad de Dios a nuestro favor a
nuestra forma de ver las cosas.
El Señor quiere que nos
ordenemos que no sigamos creyendo que estemos bien delante de él si nuestras decisiones
nos están apartando de la comunión de nuestros hermanos y del trabajo que
necesitamos ejercer y que él nos necesita en medio de la obra, no nos
engañemos, el diablo quiere engañar a la gente hoy en día.
La iglesia no puede estar
dividida y la familia no puede estar dividida, tienen que pelear juntos en fe,
pero cuando dejamos esa comunión con el Señor nuestra humanidad, carnalidad,
comienza a crecer en nosotros y todo lo que haceos es en base a eso.
Entonces
Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha
secado. Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os
digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no
dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le
será hecho. (Marcos 11:21-23)
la oración
es algo muy importante, nosotros tenemos un recurso que no tiene el mundo y esa
es la comunicación con nuestro Dios y es más aún la su palabra dice que él es
nuestro pronto auxilio.
Y porque
nosotros queremos ser la estrellas del reino tratando de solucionar los
problemas a otras personas a familiares, sabiendo que lo único que nos compete
a nosotros y que Dios quiere hacer a través de nosotros porque lo primero que
tenemos que hacer es clamar, orar y si Dios quiere usarnos para bendecir o para
hacer algo él manda, él dirige.
Debemos de
morir a nuestra inteligencia, a nuestra humanidad, a nuestras decisiones torpes,
que a veces tomamos creyendo estar en lo correcto, nos equivocamos porque no
somos sensibles a la voz del Espíritu Santo porque nuestra humanidad y
carnalidad han ahogado nuestra vida espiritual, hemos perdido esa comunicación
con el Señor, hemos perdido ese contacto divino y cuando perdemos eso actuamos
lógicamente, carnalmente, intelectualmente.
Una persona orgullosa puede mucho, es arrogante y puede
mucho a lo mejor con trabajo, penurias va a salir adelante porque es orgullosa u
orgulloso puede hacer mucho pero los que son humildes y escuchan la voz de Dios
lo pueden todo, los que se someten a la voluntad de Dios lo pueden todo, el
hombre en su inteligencia puede mucho pero los que nos sometemos a la voluntad
de Dios lo podemos todo.
La gente
pone la vista en las cosas materiales, para ver si Dios está con la persona y
es porque piensan humanamente y es ilógico porque debemos de ver las cosas con
vista espiritual de que sirve todo lo terrenal, pero como nos creemos
inteligentes queremos alcanzar los que otros tienen y nos alejamos de la
voluntad de Dios.
Todos quizás
hemos creído que la oración vence a la tentación y porque no oramos, somos
tentados y tentados, que a las finales no nos damos cuenta que actuamos
inteligentemente y es por eso que debemos de esperar la voluntad de Dios.
Si queremos
servir al Señor realmente de corazón siempre debemos de esperar la voluntad de
Dios, Dios no nos va a sacar del lugar de donde estamos si nos vamos a enfriar
y a perder esa estabilidad espiritual, porque él nos conoce y cuando vea esa
madures, esa templanza nos va a mover a otro lugar con propósitos para servir.
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. (Filipenses
4:6)
Por nada estemos
afanosos sino que sean conocidas nuestras peticiones con actitud de darle
gracias a Dios.
Nos cuesta ser agradecidos
antes de las peticiones porque aquel que no renuncia a todo lo que posee no
puede ser discípulo del Señor. Nosotros debemos de ser agradecidos antes de
recibir.
Una iglesia sin
fe no tiene autoridad, una iglesia sin fe no alumbra, no tiene sazón para sazonar,
somos la sal de la tierra, pero sin fe no tenemos nada y para alcanzar fe
debemos de acercarnos a oír palabra del Señor los buenos concejos, no de los
amigos, no del que esta tibio y quedado en la casa debemos de buscar a las
personas que están cerca congregados, los que van a orar esos te van a decir:
sigue caminando hermano, porque es bueno creerle al Señor… pero generalmente
buscamos concejos de personas que están frías en el Señor, buscamos concejos de
personas que no tienen comunión con Dios, pero cuando nos acercamos al Señor,
el Señor comienza a colocar personas adecuadas para que nos levante de la bajeza
espiritual con buenos y sabios concejos, es por eso que debemos de despejemos
nuestra inteligencia y volvamos a la oración.
Hay personas que
les encanta aconsejar pero primero hay que estar bien nosotros, primero hay que
estar orando, hay que tener lectura, hay que tener un trato con Dios para poder
estar aconsejando porque nuestro concejo a veces hace errar a otros y Dios va a
pedir cuenta por lo que nosotros dijimos y que no era verdad.
La iglesia
necesita estar en oración para estar en comunión, el profeta necesita orar para
que su profecía no sea un trabalenguas, dice una cosa pero quiere decir otra, el
predicador tiene que orar, tiene que buscar al Señor para que sus predicaciones,
sean dirigidas por el Espíritu Santo, no la carne, el músico o levita tiene que
orar para que la alabanza llegue al trono de Dios y tome la mano del Señor,
tome la mano del pueblo y se produzca un milagro a través de la alabanza, no es
solamente tocar, para eso debemos de estar en la oración, clamar para que él
nos revele.
Cada uno de
nosotros tenemos responsabilidades ante el Señor, él a colocado dones en
nuestra vida para que ejerzas, talentos
a puesto en nosotros, pero como hemos perdido la continuidad de la oración nos empezamos
a enfriarnos y comenzamos a ser tentados, comenzamos a buscar otros caminos y
sin darnos cuenta nos apartamos de la real verdad y comenzamos a vivir una vida
de confusión y lo que Dios tiene o lo que tenía para nosotros lo vemos muy
lejos pero él Señor espera que obedezcamos.
¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre?
Cante alabanzas. (Santiago 5:13) hay motivos para
orar pero nosotros debemos de procurar en todo tiempo orar sin cesar. Si
tenemos aflicción y no tenemos respuesta tenemos que orar.
El diablo quiere
quitarnos el gozo; la oración eficaz de un justo puede mucho texto conocido y
sabido, porque nos turbamos en nuestra decisión, el Señor quiere que aprendamos
a vivir en fe pero no vamos a crecer en fe si no pasamos los procesos creyendo
en el Señor, el Señor quiere que busquemos su rostro,
El Señor quiere que a través de la oración obtenga tu
respuesta.
Congregación cristiana de restauración de fe Elohim.
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