Recuerda que Dios te llamo.
Por
tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso
suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de
Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras
obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo
Jesús antes de los tiempos de los siglos (2 Timoteo 1:8-9)
A
través de la palabra podemos darnos cuenta que somos escogidos por Dios, somos
un pueblo escogido por Dios, nación santa y el Señor nos llamó con un propósito
no importando la edad todos fuimos llamados con un propósito en la vida, Dios
tiene algo planeado para nuestra vida y el problema está en que a nosotros se
nos olvida que fuimos llamados, se nos olvida que Dios nos llamó, no fue un
hombre o alguien cualquiera sino que fue Dios quien nos llamó, Dios nos escogió
para un propósito así lo entendió Timoteo y Pablo le estaba aconsejando
diciendo: no te avergüences… que no te avergüence dar testimonio del Señor… no
podemos avergonzarnos de hablar del Señor, de predicar del Señor, existen países
donde los creyentes son perseguidos pero ellos no sintieron vergüenza de poder
entregar el mensaje de salvación.
Recordemos
que somos llamados por Dios, Jeremías desde muy niño fue llamado por Dios y
puso excusas tal como lo hiso Moisés, Y
yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. Y me
dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y
dirás todo lo que te mande. (Jeremías 1:6-7) el decía: es que yo hablo como niño… y Dios dijo: no
te inquietes por eso yo voy a poner las palabras que tienes que decir… y a
veces nosotros decimos: que tengo que hablar… que voy hablar… pero Dios pone
las palabras en nuestra boca, Dios pone la palabra exacta y precisa para poder
anunciar el evangelio de salvación, las gratas nuevas de salvación, fuimos
llamados, somos escogidos.
Jeremías
significa Jehová eleva y la palabra dice que Dios exalta al humilde y mira de
lejos al soberbio, orgulloso y Dios nos quiere exaltar, Dios nos quiere elevar,
Jehová eleva.
Jeremías
con todas las situaciones que estaba viviendo en su vida siendo muy joven,
cuarenta años entregando profecía pero el creyó al Señor, fue conocido como el ¨profeta
llorón¨, lloro muchas veces pero a pesar de esa angustia, tristeza, lloro, donde
no quería, donde le dolía Dios había puesto palabra en su vida, Dios había puesto
palabra en su corazón y Dios de igual manera puso la palabra en nuestro corazón
no para guardarla sino para proclamarla, Dios nos llamó, no nos olvidemos sino
que recordemos que Dios nos llamó, no es palabra de hombre es palabra de Dios, así
también Timoteo desde muy joven, Daniel desde muy joven con un tremendo propósito,
cada uno hacia algo diferente, Jeremías profetizaba, Timoteo fue llamado a un
ministerio de pastorado, Daniel fue gobernador de reinos fue puesto en altura y
Dios nos quiere poner en altura, en lugares de privilegios pero para eso
debemos recordar que Dios nos llamó, la palabra dice que desde el vientre de
nuestra madre Dios nos escogió, Oídme,
costas, y escuchad, pueblos lejanos. Jehová me llamó desde el vientre, desde
las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria. (Isaías 49:1) sabemos
que al dirigirnos en la voluntad del Señor a veces nos cuesta y se nos
hace difícil, el camino a veces se pone cuesta arriba pero debemos de buscar la
voluntad del Señor es parte de nuestra vida como creyentes seguir la voluntad
del Señor, somos guiados, enseñados a través de la palabra para poder guiarnos
dentro de la voluntad del Señor.
Y
Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es
apto para el reino de Dios.
(Lucas 9:62)
Arado
es un instrumento agrícola compuesto de piezas de hierro que sirve para remover
la tierra tirado por animales, el que pone la mano en el arado es aquel que es
capaz de mirar hacia adelante, de mirar a lo mejor que hay piedras, que hay
tropiezos, que la tierra esta dura pero no saca la mano del arado, no quita la
mano del arado y quiere seguir adelante, quiere seguir peleando, quiere seguir
luchando porque sabe que en el Señor tiene la victoria, no aquel que mira atrás
y dice: mejor hubiese vuelto atrás me saldría todo más fácil… pero debemos
recordar que Dios nos llamó. Cuando ponemos la mano en el arado es porque tenemos que hacer surcos, hacer
barbechos para plantar esa buena semilla, fuimos llamados para escarbar la
tierra para plantar esa semilla que es la palabra del Señor para que muchos
crean que hay un Dios y que Él és y será, aunque los enemigos se levanten Dios
sigue siendo Dios.
El
enemigo se levanta para que no sigamos siendo siervos, para que no prestemos
servicio al reino de los cielos, a veces cuando creemos y decimos: Señor tu
sabes que te estoy sirviendo y mira lo que está pasando en mi casa, en mi
familia, con mis hijos… es porque el diablo no quiere que sigamos sirviendo
porque cuando servimos al Rey de reyes, al reino sabe que Dios está con
nosotros y el enemigo quiere que nos sintamos solos, quiere que nos pongamos tristes,
que nos deprimamos eso quiere el enemigo pero más el Señor nos dice: yo estoy
contigo… si vemos que nada nos resulta es porque el enemigo se ha levantado en
contra de nosotros pero no tiene poder, solo se ha levantado para asustarnos,
se ha levantado para que nosotros digamos: Señor parece que yo no sirvo para
esto porque todo me resulta mal… el enemigo quiere impedir que podamos ser serviciales
pero no debemos de olvidar que Dios nos llamó.
Dios
nos recuerda y nos dice: recuerda que yo te llame… no fue un hombre que te puso
en tal lugar sino que Dios nos puso ahí.
Someteos,
pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. (Santiago 4:7)
Eso
no significa que no vengan ataques si los vendrán es por eso que debemos de
resistir, detenerlo y dice: y huirá de vosotros…
Para
servir necesitamos obediencia, sujeción, sujetarnos a lo que el Señor quiere
porque eso nos hace estar confiados en Dios sin importar donde estemos, con
quien estemos o las circunstancias que enfrentemos debemos seguir confiando en
Dios. Encomienda a Jehová tu camino, Y
confía en él; y él hará. (Salmos 37:5).
Pareció
bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen
en todo el reino. Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era
uno, a quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese
perjudicado. Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores,
porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo
el reino. (Daniel 6:1-3)
Habla
sobre Daniel como fue puesto como gobernador, en ese tiempo estaba el rey Darío
y fue puesto en lugar de privilegio, había tres gobernadores y dice que Daniel
fue puesto como el más alto, marcaba una diferencia, nosotros somos llamados
para marcar una diferencia no en orgullo, no en soberbia sino en humildad en
humildad el Señor nos exalta a lugares más altos. Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a
Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta,
porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él. (Daniel 6:4) Los
demás gobernadores sintieron celos, envidia de que Daniel hacia las cosas mejor
porque Daniel estaba creyendo que el no hacia las cosas para el rey como hombre
sino la estaba haciendo, estaba sirviendo a Dios por eso el procuraba hacer las
cosas bien, entonces estos gobernadores planearon todo y fueron donde el rey, Todos los gobernadores del reino,
magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que
promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de
treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey,
sea echado en el foso de los leones. Ahora, oh rey, confirma el edicto y
fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de
Persia, la cual no puede ser abrogada. Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la
prohibición. (Daniel 6:7-9) pero dice que de igual manera Daniel oraba
porque el tenia convicción a quien está sirviendo, Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa,
y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba
tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía
hacer antes. (Daniel 6:10) Daniel sabía que lo que estaba haciendo iba a provocar
algo, cuando creemos que no estamos sirviendo al hombre y creemos que estamos
sirviendo a Dios nuestro Dios respalda nuestra oración, clamor, su servidumbre
porque no estamos sirviendo a cualquiera estamos sirviendo al Rey de reyes y Señor
de señores y Él nos respalda con prodigios, milagros, con cosas especiales pero
también tenía que pagar un precio y era caro Daniel sabía que estar invocando
al Señor con la ventana abierta durante la mañana, tarde, noche, dijo: yo no me
voy a guiar por ese dictamen… yo voy a seguir adorando a mi Dios porque Él me
puso en este lugar… porque Dios lo había llamado.
Entonces
el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el
rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre. (Daniel
6:16)
Hasta
el rey estaba creyendo que algo podía pasar con Daniel porque estaba sirviendo,
el rey estaba creyendo que Dios era capaz de quitarlo de la boca de los leones,
estos no eran unos leones cualquiera eran leones que no habían comido durante días,
la particularidad del león es cuando el león no tiene hambre no casa, cuando
siente hambre el va a buscar su presa, estos eran leones que por días no habían
comido por eso tenían la seguridad de haber sido lanzado a ese foso iba a morir
pero cuando la palabra dice: continuamente sirves, él te librara… cuando
creemos que Dios nos llamó y que no fue el hombre sino el Rey de reyes y Señor
de señores y estamos sirviéndole a Él creemos que Él nos librara.
El
rey había perdido la esperanza, también dice que el rey se fue a dormir sin
comer, ni el sueño pudo conciliar por Daniel y fue con voz triste al foso y empieza
a llamarlo pensando que estaba muerto pero no estaba muerto Dios lo había librado,
Y acercándose al foso llamó a voces a
Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios
tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones? Entonces
Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre. Mi Dios envió su ángel, el
cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él
fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo. Entonces
se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso;
y fue Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque había
confiado en su Dios. (Daniel 6:20-23)
Cuando
somos llamados con propósitos, cuando somos llamados Dios nos libra de muchas
cosas que nos puedan pasar, Dios nos libra porque somos escogidos, somos
llamados por Dios, Dios nos libra de la muerte donde a lo mejor uno puede
pensar o decir: aquí me muero… de esta no me salvo… y Dios nos libró porque Él
nos llamó.
Dios
quiere darnos un propósito a nuestra vida, las cosas no se hacen al plan de
nosotros, las cosas se hacen al plan de Dios.
Cuando
nos imaginamos la escena donde Moisés esta frente al mar rojo donde tenía a los
egipcios que venían tras el pueblo de Israel y cruzar el mar rojo, Moisés quizás
no tenía ningún plan y quizás pensaba: Dios vienen los egipcios… y el pueblo se
estaba como revelando diciendo: no encontraste otra parte donde dejarnos morir…
y el frente al mar pero escucha esa palabra de Dios que le dice: Y
tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los
hijos de Israel por en medio del mar, en seco. (Éxodo 14:16) Moisés en fe creyó, extendió su
mano y el propósito de Dios fue hecho y el mar se abrió y el pueblo pudo pasar
en seco, Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová
que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió
el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. Entonces los hijos de Israel
entraron por en medio del mar, en
seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda. (Éxodo
14:21-22) Cuando
andamos en el plan que Dios tiene para nuestra vida pasamos en seco, el mar se
abre para nosotros y tenemos victoria.
Josué
tenía que pasar el Jordán y era el momento en que el rio estaba en su amplitud,
era un momento en que se desbordaba no era un rio cualquiera estaba desbordado
y escucha de Dios y le dice: Tomad, pues, ahora doce hombres de las tribus de
Israel, uno de cada tribu. Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes
que llevan el arca de Jehová, Señor de toda la tierra, se asienten en las aguas
del Jordán, las aguas del Jordán se dividirán; porque las aguas que vienen de
arriba se detendrán en un montón. Y
aconteció cuando partió el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, con los
sacerdotes delante del pueblo llevando el arca del pacto, cuando los que
llevaban el arca entraron en el Jordán, y los pies de los sacerdotes que
llevaban el arca fueron mojados a la orilla del agua (porque el Jordán suele
desbordarse por todas sus orillas todo el tiempo de la siega), las aguas que
venían de arriba se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de
Adam, que está al lado de Saretán, y las que descendían al mar del Arabá, al
Mar Salado, se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó en dirección de
Jericó. Mas los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová, estuvieron
en seco, firmes en medio del Jordán, hasta que todo el pueblo hubo acabado de
pasar el Jordán; y todo Israel pasó en seco. (Josué 3:12-17) El
pueblo volvió a pasar en seco y cruzaron al otro lado, cuando estamos en los
planes de Dios recordamos que Él nos llamó.
Debemos reconocer a Dios en todas las cosas y
solamente en Él tenemos esperanza, no olvidemos que Dios nos llamó para un propósito.
Enseñándoles
que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. (Mateo 28:20)
Nos
recuerda que el Señor prometió estar con nosotros todos los días, este versículo
termina con un amén y el amén es el testigo fiel, el amén es así es, está
confirmando que Él estará con nosotros hasta el fin del mundo, Dios siempre
tiene la respuesta para nosotros, cuando nos faltan fuerzas Dios es el que nos
reanima, Y te pondré en este pueblo por
muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque
yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová. Y te libraré de
la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes. (Jeremías
15:20-21) Dios nos ha puesto como muro fortificado y más aún saldremos
vencedores porque nuestro Dios grande y poderoso está con nosotros.
Cuando
dejamos de depender de nosotros mismos y dependemos de Dios nuestro Dios produce
algo especial, Dios provoca milagros, no importa lo que el enemigo nos ofrezca no
nos contaminemos, Dios quiere un pueblo santo, una nación santa que le obedezca
y se sujete a Él porque Dios tiene un propósito para nuestra vida, Dios nos llamó
no para rendirnos sino para tener victoria.
Congregación cristiana de restauración de fe Elohim.
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